Buenas
tardes papis y mamis
Como ayer
hoy os escribo un poquillo tarde cuando los nenes andan durmiendo, hoy los
peques comieron genial y estuvieron muy entretenidos con los numeros esta
mañana, hoy os hablare de cómo hacer que los peques se impliquen un poco mas en
las tareas adecuadas a su edad.
Pequeñas tareas para cada edad
A los niños que empiezan a caminar, les encanta recoger objetos.
De ti depende que tu hijo dirija esta habilidad, nueva para él y por tanto
excitante, hacia la forma más conveniente. Cuando acabe de jugar con sus
juguetes, coloca una caja, un baúl o una bolsa cerca del niño y anímalo a
guardar todos los trastos en el interior del recipiente. Cuando acabe,
felicítalo por lo bien que lo ha hecho. De esta manera se acostumbrará a
hacerlo sin darse cuenta, ya que para él recoger formará parte de la actividad lúdica
que haya llevado a cabo.
Con dos años ya querrá colaborar en tareas
domésticas. Quiere ser como papá y mamá y hacer lo mismo que ellos. Empieza la
fase de imitación. Al principio podemos permitir que ayude en aquello que le
gusta. No veas estas colaboraciones (tal vez un tanto desastrosas) como un
problema. Él disfrutará mucho y se sentirá muy útil ayudándote. Déjale, por
ejemplo, el trapo del polvo o la bayeta para que limpie.
Alrededor de los tres
años ya puede llevar y traer su
vaso y sus cubiertos de la mesa. Y a los cuatro ya es capaz de ponerla sin ayuda. A
esta edad, el niño ya estará escolarizado y, por tanto, cambiará su percepción
de la realidad. Ayudar dejará de ser un juego para convertirse en un trabajo.
Durante unos años es probable que el niño se muestre rebelde ante nuestros
intentos de que asuma una tarea doméstica.
Hay que tener paciencia. Seguramente
también entrarán en escena otros elementos, como un hermano pequeño ("¿por
qué tengo que poner la mesa si él no hace nada?") y el ansia de
independencia, que lo llevará a rechazar cualquier propuesta paterna o materna
relacionada con el trabajo y la colaboración. De todas maneras, es conveniente
que le adjudiquemos una pequeña tarea, simple y concreta, que deba cumplir sin
ayuda de manera más o menos habitual. Un trabajo que, si él no hace, nadie hará
por él.
Aunque al principio se niegue a llevarlo a cabo, piensa que si desde
pequeño le hemos inculcado la idea de ayudar a los demás, y si persistimos en
ello, acabará responsabilizándose de lo que le hemos encargado.
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